martes, 10 de mayo de 2011

Ella intolerante

Me cansé de ese interminable esfuerzo,
de esas personalidades que varían,
de ese querer necesario,
y tan insoportable a la vez.

De caras de atención,
de voces tranquilas,
pasos moderados,
caricias con las uñas cortas.

Me cansé de ser amada,
de la transparencia que tantos anhelan,
de los espejos que devuelven imágenes mentirosas,
de respirar sin abrir la boca.

Harta de secar lo que mi cuerpo expulsa,
de dar opiniones conciliadoras,
de dejar asientos libres,
de dar la mano cuando no quiero tocarte.

Esconder lo que me excita,
de puertas que no se golpean,
gritos que no se gritan,
amores fingidos y forzados.

De contar con los dedos por debajo de la mesa,
de intentar ser feliz los domingos,
de poner alarmas que me torturan,
soportar charlas que no divierten.

Del optimismo absurdo,
de los besos falsos,
de rogar orgasmos,
de quererte fuera cuando estas dentro.

De los sueños truncos,
de olvidos disfrazados,
del abrazo con palmada,
de los perdones que no quiero ni voy a darte.

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